Después del aguacero vine la calma, y así fue con Maria, poco a poco retomo su vida y se alegraba viendo a su nieto que llenaba el vació que había dejado Che Juan, y la relación con Estela iba mejorando según pasaban los días, y le fue cogiendo cariño. Estela se quedaba en el cuarto que le perteneció a Che Juan y ella estaba pensando en
Retornar a Estados Unidos, a Maria esta noticia le causaba una contradicción, por un lado volver a la tranquilidad y privacidad por el otro alejarse de su nieto, esto iba ha ser doloroso. En uno de esos días Maria y Estela tuvieron una conversación acerca de la infancia de Estela y como había conocido a Che Juan.
Estela le contó que siendo adolecerte su hermano había emigrado a Panamá a trabajar en los muelles, allí trabajaba cargando barcos y mientras esto sucedía hacia muchas amistades de todo el mundo, luego consiguió trabajo en un barco, y en idas y llegadas el barco hizo escala en New Orleáns, una vez en suelo americano, hizo las de Caín y se quedo, y comenzó su nueva vida. Luego con el pasar del tiempo el mando a buscar a su hermana, que en Colombia la vida para ella solo tenia pocas opciones, o casarse con un “buen hombre” o dedicarse a la profesión mas vieja del mundo, cosa que ella no aceptaba.
Una vez en América los hermanos se fueron trasladando de estado en estado, siempre con la promesa de un mejor porvenir, hasta que llegaron a Chicago, y allí conoció a Che Juan.
Che Juan que había emigrado pensando en peces de colores, ya que se decía que en el norte los chavos estaban tiraos en la calle, cuan dura fue la realidad al ver que tuvo que trabajar en un “fast food” para poder alimentarse y pagar la renta. Mientras atendía a la clientela, se fijo en esta hermosa joven que iba a menudo por allí, de pelo negro azabache, cinco pies tres pulgadas de estatura y como 135 libras de peso bien proporcionada, buenas caderas y unos pechos muy levantados y semi-redondos,
Y Juan quedo prendado de aquella sonrisa que emanaba aquel rostro angelical, estaba seguro que era un ángel. Todo esto le contó Estela a Maria que por lo menos supo que su hijo tuvo alegría y una vida maravillosa mientras estuvo lejos de casa.
En uno de esos días en que Estela fue al pueblo a hacer gestiones, Maria se puso a limpiar la casa, y como de costumbre entro al cuarto de Estela y mientras limpiaba y movía cosas en el gavetero vio un sobre, tuvo curiosead por abrirlo y leer lo que había allí, pero pensaba que no era correcto, pensó, quizás es una carta del ejercito y habla de Che Juan, y yo tengo el derecho como madre de saber que le ocurrió y armada con este pensamiento tomo el sobre y comenzó a leer, sin darle crédito a lo que decía, esta carta era de Che Juan, no podía ser, y la carta decía : Querida Estela……..
3 comments:
135 libras de peso bien proporcionada, buenas caderas y unos pechos muy levantados y semi-redondos,
Aja!!! Aventurandose en temas tabues...esto se pone interesante.
Dua, lo que si quisiera es hacer las descripciones geograficas que tu haces, me fascina leer tus relatos porque casi es como si viera el lugar..
Que cartita,aah!!!
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