Los años fueron pasando y muchos los acontecimientos que cambiaron el rumbo de nuestra amistad. “Margarita” una chiquilla del barrio que desde que la conoció no hacia mas que mencionarla y nos restaba mucho de nuestro tiempo juntos. Además, y para el colmo de males recibió un regalo de ella, un perro llamado Capitán.
Con Capitán puedo decir que disfrutamos mucho su compañía hasta meses antes de que muriera. En cierto momento se puso furioso y aborrecido, aparentemente con una depresión perruna y semanas después lo enterramos junto con Don Ramón en la guardarraya de su parcela.
Un acontecimiento que no olvido fue el momento en logramos el desquite de la paliza que te propinara “Mando”. No recuerdo exactamente el porque o me parece que no me lo mencionaste, lo cierto es que lo esperamos al finalizar un día de clase, nos escondimos detrás de un matorral y en el medio del bullicio lo azotamos con un palo por la espalda, nadie vio nada y no se sabe de donde rayos salio el pedazo de madera lo que si recuerdo es que “Mando” comenzó a maldecir a diestra y siniestra. Sospechaba de nosotros y nos busco todas las tardes por una semana sin poder encontrarnos, hasta darse por vencido. Teníamos el sitio adecuado para escondernos “nuestro escondite”
Cierto día ya en nuestra plena adolescencia me preguntaste:
-Que te parece la milicia ?...
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